¿Quieres vivir en casa de paja?

¿Quieres vivir en casa de paja?

“Hay que trabajar más y divertirse menos” fue una de las enseñanzas que marcaron generaciones que crecimos con historias como “Los Tres Cerditos”. El cerdo que ponía menor empeño en su casa sería de paja o palos. Por el contrario, el cerdo con mayor paciencia y esmero la haría de material sólido. Una moraleja que se traslada a nuestra personalidad y estructura moral. Si tienes buen andamiaje ético, tendrás presente virtudes como la fortaleza, la prudencia, la templanza y la justicia.

En el Perú, 1 de 4 peruanos prefieren vivir en la casa de paja con bases morales débiles que se evidencian en el 26% que apoya a Castillo, según la reciente encuesta de DATUM. Estos cerdos corruptos aumentaron durante los últimos meses, sobre todo en las zona del centro (37%) y el sur (33%). Sin embargo, lo que realmente preocupa es la alta tolerancia del peruano a la corrupción indicada por Proética en agosto pasado. Según estos resultados, sólo un tercio de los peruanos son íntegros y rechazaría totalmente la corrupción. El resto serían los causantes de la inverosímil subida de Castillo en las encuestas.

La influencia de la corrupción aumenta cuando el corrupto está en el poder y logra descomponer el Estado. Desde sus posiciones ostentan autoridad para tomar ventaja sobre todo lo que le rodea. El peruano que acepta al funcionario corrupto dice que hace obras en beneficio de los demás, pero también es otro corrupto más. Del mismo modo, está podrido quien cree que es necesario algo de corrupción para facilitar el crecimiento de la economía, o el que acepta algo de corrupción en los trámites o procedimientos de las instituciones públicas. Sin embargo, nos llenamos de indignación señalando al corrupto de al lado y no miramos las bases éticas que estamos construyendo en nuestras propias casas y entornos cercanos. Simplemente las justificamos.

La corrupción debe ser juzgada como tal siempre, sin importar si es de nivel alto o bajo. Entonces son iguales de corruptos los siguientes peruanos: el que busca un pariente o amigo que es funcionario público para que lo favorezca, el que no pide factura para evitar el IGV, el comerciante que le paga al funcionario municipal para mantener el negocio abierto, el que paga propina para que le perdonen una multa, el que evade impuestos, el parlamentario que promueve leyes a favor de quienes financiaron su campaña, el que pide un favor sexual para un trámite, el que da propina a un policía para que lo deje seguir circulando a pesar que cometer una infracción, el magistrado supremo que influye en las decisiones de jueces o fiscales de menor jerarquía para favorecer a sus allegados, o la autoridad elegida que coloca simpatizantes poco calificados en puestos clave… Cualquier acto que sea cuestionable no debe seguir siendo tolerado.

El problema de la crisis económica se afronta mediante una reforma radical que conduzca a construir una estructura conformada por personas íntegras y responsables. Toda persona que muestre honestidad y lealtad por el Perú debe formar parte de un nuevo cimiento. Debemos tener líderes adeptos a impulsar instituciones más fuertes a favor de la democracia y el mercado. Muchos siguen empeñados en conseguir algo notable de la Misión de la OEA. En realidad, es un evento sin importancia por tener un mal origen y muy probablemente tendrá un infructuoso final. Tengamos presente que la Carta Democrática fue activada por Castillo para permanecer en su cargo.

Quedarse callado es ser cómplice del cerdo corrupto, igual de rastrero y repugnante. Para cambiar en algo los cimientos de su casa y evitar el contagio alcemos la voz. Hoy será un buen día para expresar los mismos gritos escuchados en el Rebagliati el jueves pasado: “¡Fuera Castillo, fuera!”

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