La nueva Carretera Central estaría lista en 10 años
Nueva vía es moderna, permite unir Lima con Cerro de Pasco en 3.5 horas
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La nueva Carretera Central, obra indiscutiblemente necesaria, de primer orden, doble pista, 4 carriles, separador central y túneles que optimicen el tránsito, será la solución a los innumerables problemas que presenta la actual vía en servicio.
La nueva obra exigirá del erario nacional, una inversión de varios miles de millones de dólares, por lo que, sin duda, su construcción demandará un proceso absolutamente transparente, que garantice la solución más conveniente para el país. Eso quiere decir, el mejor trazo, el mejor diseño, el costo menos oneroso y finalmente el menor tiempo. Las expropiaciones resultarán decisivas. No es posible imaginar un proceso diferente y con mucha suerte, podrá estar lista en 10 años. ¿Qué hacemos hasta que esto suceda?
Tenemos una propuesta que atenuaría los graves problemas antes referidos y entre otras ventajas, crearía un espacio de tiempo muy valioso para tomar la mejor decisión. Nos referimos a la carretera Lima-Canta-Huayllay, cuya construcción está muy avanzada y frente a la compleja situación que se avecina, su puesta en servicio no ha sido considerada en su real importancia.
El viejo trazo de la carretera Canta-Callao, una de las conocidas ‘rutas del hielo’, aquellas que permitían degustar raspadilla en Lima durante la Colonia, fue puesto en valor y extendido hasta Huayllay en Cerro de Pasco, por iniciativa de empresarios mineros quienes, vía convenio, donaron el Proyecto al MTC.
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La nueva vía es moderna, permite unir Lima con Cerro de Pasco en 3.5 horas, es 80 Km más corta que la ruta por la Carretera Central, las posibilidades de huaicos y derrumbes son mínimas, tiene 2 carriles de 3.6 mts con bermas reglamentarias. Su trazo contempla curvas de radio suficiente, para camiones de varios ejes y más de 20 mts de largo. Su paso por el abra de La Viuda ha permitido que se desarrolle, en gran parte, con una gradiente uniforme, haciendo posible viajar a 75 Km/hora, llegando a Cerro de Pasco ahorrando combustible y sin mayor maltrato a los vehículos y algo más, disfrutando de paisajes sorprendentes como los bosques de piedra de Huayllay y la presencia de nevados, lagos y pampas que conforman un paisaje singular.
Por esta nueva carretera ya circulan convoyes mineros y resta asfaltar pocos kilómetros, construir algunos pontones (Puentes menores a 10 mts) y probablemente realizar ajustes puntuales en el trazo, pero lamentablemente su avance es mínimo e imperfecto, porque se está perdiendo un valioso tiempo.
Esta nueva vía, que empalma con la Carretera Central, en la intersección denominada Unish, vecina a un pueblito llamado Shelby en Cerro de Pasco, fue calificada por el MTC como ‘ruta alterna’ concepto que no estaría considerando su real potencial. Los estudios de tráfico registran en la garita de Corcona (Chosica) el paso de aproximadamente 8,000 vehículos-día y alrededor del 33% van o provienen de la vertiente oriental de la Carretera Central, es decir, Cerro de Pasco, Huánuco, Tingo María, Pucallpa y otras localidades (futura conexión con Brasil).
Tráfico al que adicionando el proveniente de la vertiente de Tarma, tendríamos ulteriormente como beneficiarios una cifra que hipotéticamente podría aproximarse al 35% de la actual demanda de la Carretera Central. Este supuesto es consistente porque es utópico suponer que un conductor, salvo motivos de fuerza mayor, no aproveche los beneficios de la nueva carretera y prefiera continuar utilizando la Carretera Central, perdiendo tiempo y dinero e inmerso en problemas agobiantes. Siendo esta una deducción lógica indiscutible, la nueva vía Lima-Canta-Huayllay sería de hecho “ruta preferente” para un porcentaje significativo del tráfico que hoy soporta la Carretera Central, lo que indica que debemos revisar con apremio su importancia.
Conociendo las urgencias y pérdidas causadas por los fenómenos naturales que impactan a la Carretera Central y ante la inminente llegada de un nuevo fenómeno El Niño, debemos terminar a la brevedad la nueva ruta Lima-Canta-Huayllay, inclusive declarar su puesta en servicio “en emergencia” y así evitar daños mayores y avisados, que pueden dejar aislada a la ciudad capital. No hacerlo acusa una miopía reprochable, más aún, si según la Contraloría, existen S/ 3,566 millones para obras de previsión, con apenas 5.6% de ejecución.
Si realmente estamos preparados para una emergencia, esta nueva vía, de acuerdo con el contratista, podría concluirse en 180 días y el MTC podría disponer que, el tráfico liviano circule por la Carretera Central y el pesado, recorriendo aproximadamente la misma distancia que hoy transita, lo haría por la nueva vía y los actuales problemas se reducirían notablemente. El beneficio sería inmenso y el costo irrisorio, las incalculables pérdidas económicas y el enorme costo social que hace muchos años ocasiona la Carretera Central, disminuirían notablemente.
La ciudad de Lima también ganaría. El ingreso por el llamado Cono Norte, aliviaría el impacto vial negativo que la Carretera Central produce en los distritos de, Lurigancho (Chosica) Chaclacayo, Ate Vitarte, Santa Anita, La Victoria y parte de La Molina, distritos consolidados, difíciles de intervenir urbanísticamente, y por otra parte, al ingresar a Lima por Carabayllo, se incorporarían formalmente nuevas áreas al casco urbano, dinamizando todo Lima Norte, donde aún es posible intervenir con soluciones viales modernas, que permitirían una rápida conexión con el Callao y mitigar los efectos causados por una insólita expansión urbana sin control.
Lo antes dicho, nos hace evidente que la Municipalidad de Lima debería incorporarse a este y a todo proyecto que gravite sobre la cuidad, por lo que sería deseable su presencia en el planeamiento de la nueva Carretera Central. El impacto de esta moderna vía modificará el desarrollo urbano de parte de la metrópoli, razón suficiente que obliga a compatibilizar el ingreso de la nueva carretera con los proyectos viales metropolitanos, para que el tráfico procedente del oriente llegue a destino en el menor tiempo y sin producir mayor congestión en la trama urbana.
Por Domingo Palermo, ingeniero civil
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